La laguna Santa Elena alberga una diversidad biologica de gran interés y a traves de su bruma, y de la preservacion del cisne cuello negro, los invitamos a sonar a traves de la danza y la musica.
La Laguna Santa Elena, tiene registros que remontan al siglo XIX, cuando Manuel Palacios Muñoz, un importante terrateniente, era dueño del fundo Pal-Pal, que comprendía lo que hoy es Santa Clara. Manuel Palacios es una figura central, en la historia del área, siendo el padre de Clara Palacios Zapata, en honor a quien se nombra Santa Clara. La laguna era parte de su propiedad y con el crecimiento del pueblo, las tierras se fueron parcelando.
La laguna está envuelta en leyendas locales, una de ellas, cuenta la historia de una joven llamada Elena, que supuestamente perdió a su amado, ya sea porque murió o se olvidó de ella. Su llanto puede ser escuchado en la laguna y algunos afirman ver el lomo de un toro, en las noches de luna llena. Además de las leyendas, la laguna es un ecosistema crucial, que incluye 44 especies de aves, como el cisne de cuello negro y el pajarito de siete colores, especies emblemáticas de la zona.
En 1871, Santa Clara adquirió su nombre oficial producto de la instalación de la estación de trenes en el lugar, impulsada por Manuel Palacios. Con el tiempo, esta área creció y atrajo a numerosas familias que contribuyeron al desarrollo del lugar.
